June 23, 2010

La Cocina de Mi Abuela

Mi abuela, o Tita como mis hermanas y yo le decimos, es una mujer espectacular. Por cuestiones de la vida, tuvo que criar a mi mama y a mis tíos sola en un mundo donde la mujer se consideraba un ser dependiente del hombre y cuyo único lugar en el mundo era el hogar. Mi Tita no fue así. Gracias a la educación que le ofreció su padre, ella siempre se considero una mujer fuerte e independiente. Sus tres hijos, tres de las personas mas inteligentes que yo conozco, han echo de su vida maravillas, y aunque no son perfectos, son buenas personas que se han ganado su éxito y felicidad con sus propios esfuerzos. Mi Tita es una madre muy orgullosa.

Para mi, mi abuela ha sido como una amiga con toda una vida de experiencia. Desde chica, ella me cuido de todo: de mis padres cuando me portaba mal, de mis hermanas cuando jugábamos brusco y de todas las enfermedades de las que sufrí en mi infancia. No puedo considerarla como una madre ya que la mía, siendo digna hija de mi abuelita, ha sido lo que mis hermanas y yo le llamamos “la mamá mas padre del mundo.” Mi abuelita para mi es algo que no puedo explicar con palabras ya que el sentimiento es mas fuerte de lo que cualquier idioma del mundo puede expresar.

Ahora que vivo en la ciudad de México, mi Tita y yo estamos creando la costumbre de cocinar juntas. Bueno, eso de cocinar juntas es un decir. Ella cocina y me enseña los secretos de sus platillos favoritos, la forma de cocinar mole, la paciencia para el pozole y la practica de los taquitos de pollo mas ricos. Cada vez que cocinamos juntas, ella me transfiere una parte de sus secretos y de su espíritu que la convertirá en un ser inmortal cuando yo se los transfiera a mis hijos y ellos a sus hijos.

Toda la comida de mi abuela es practica. Nada requiere presencia en la cocina por mas de una hora y todo tiene el sabor de una infinidad de horas de preparación y una cantidad exacta de especies y cariño. Aprender a cocinar de ella es como aprender a escribir de Shakespeare o como diseñar vestidos de Christian Dior. La cocina de mi abuela es todo un arte y toda una vocación. Requiere tiempo, amor, paciencia y muchos años de errores y experimentos.

Hoy por la tarde cocinamos lo que yo nombre la lasaña Mexicana. Ella lo preparaba de sorpresa para un amigo de toda la vida y me enseño paso por paso todo el proceso. Verla cocinar era tan conmovedor como ver a un director de orquesta sincronizar todos los instrumentos para crear una obra maestra.

Mientras preparaba el mole, me platico sobre los requisitos para tener los ingredientes necesarios para este platillo. El mole, me explico, lo compró en un mercado cerca de la casa de su hermana cuya marchanta viaja desde Xochimilco. En el mismo lugar compró los tamales de elote, cuya consistencia tiene la textura exacta y el sabor ideal para combinar con el mole y el pollo. Desmenuzamos el pollo mientras platicábamos sobre los candidatos para la presidencia en Estados Unidos, las ventajas y desventajas de cada uno y lo que el triunfo de cada uno representaría para la comunidad Mexicana que radica en Estados Unidos.

Al tener todos los ingredientes preparados y listos para combinar, mi abuela preparo esta lasaña con tanta paciencia y tanto amor para crear una combinación perfectamente balanceada. Lentamente desmorono un tamal con una exactitud impresionable y lo coloco lentamente en el refractario. Después desmenuzo el pollo aun mas quitando cualquier pedazo que estuviera un poco feo y lo coloco encima del tamal para que estuviera perfectamente balanceado. Posteriormente, baño esta mezcla con mole con una cuchara pequeña para que pudiera agregar la cantidad exacta y se humedeciera el tamal y el pollo con una perfección que solo alguien con años de experiencia puede saber. Al principio yo pensé que seria mas fácil usar una cuchara mas grande para ahorrar tiempo pero eso es algo que solo una persona con tanta inexperiencia como yo se le pudiera ocurrir. Cuando acabó con la primera capa de la lasaña, me sentí aliviada de no haber vocalizado esa observación tan ilógica.

La segunda capa de la lasaña me ayudo a apreciar mas el minucioso proceso de preparar este platillo. Lentamente observe los mismo pasos a los cuales no le faltaban ni una gota de amor que los paso anteriores habían gozado. Al final de la segunda capa, el platillo fue terminado con otra capa de tamal de elote cuyo baño de mole fue el toque perfecto para un platillo ya perfectamente creado. En ningún momento observe cansancio ni frustración con los detalles de este platillo. Durante todo el proceso ella se mantuvo alegre y con una concentración que hubiera querido poseer en alguna de mis clases universitarias. Este platillo tenia la cantidad exacta de amor que estoy segura se pudo saborear con cada bocado.

Cuando el platillo estaba listo, me rebano un pedazo para que lo pudiera probar antes de que se lo llevara a su destinatario. El sabor era exquisito y quedé enamorada de este platillo aun sin ser aficionada a lo picante. El tamal de elote en verdad tenia el sabor exacto. Ya lo había probado antes pero la verdad no fue de mi agrado pero este tamal, que una de las amigas de mi abuelita le consigue, era delicioso y tenia la mezcla justa de dulce y salado. Como quisiera que hiciera esta “lasaña Mexicana” mas seguido.

Cada familia tiene sus tradiciones en las cuales comparten tiempo y experiencias, risas e historias del pasado. Mi familia no es nada tradicional pero aun así mi abuelita y yo por poco tiempo encontramos un momento para compartir en la cocina preparando platillos deliciosos y llenos de cariño. Dentro de muchos años, mi abuelita estará cuidandome desde otro lugar y yo tendré estas experiencias y estos platillos para recordarla siempre y compartirla con las siguientes generaciones de nuestra familia.

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